FINCA CASABLANCA

Gestión sostenible de dehesa, ganadería ecológica y producción certificada PEFC

FINCA CASABLANCA

1 de diciembre de 2025 Buenas Prácticas

Gestión sostenible de dehesa, ganadería ecológica y producción certificada PEFC


La Finca Casablanca es una dehesa de 400 hectáreas situada en el municipio de Oliva de Plasencia (Cáceres, Extremadura), gestionada bajo criterios de sostenibilidad por la familia Vega Rubio desde los años setenta.  

El monte está constituido principalmente por encinares y alcornocales, con matorrales y vegetación tradicional de la dehesa (leguminosas, gramíneas, plantas aromáticas) que sustentan un sistema integrado de producción: carne de ternera ecológica, carne y embutidos ibéricos, trashumancia controlada, compostaje con estiércol y restos de poda.  

La gestión se basa en una lógica circular, combinando biodiversidad, bienestar animal, producción agro-silvo-pastoral y conservación del ecosistema — manteniendo la dehesa como paisaje vivo y rentable.  

Objetivo de la buena práctica

  • Demostrar que una dehesa tradicional puede mantenerse viva, rentable y sostenible generando productos ecológicos de calidad
  • Garantizar la gestión sostenible del monte, equilibrio entre carga ganadera, pastoreo, conservación del suelo, manejo del agua, biodiversidad, pensando en la sostenibilidad a largo plazo y en las generaciones futuras. 
  • Aplicar una trazabilidad y certificación reconocida por el Sistema PEFC para dar confianza al consumidor sobre el origen sostenible de los productos.
  • Contribuir al mantenimiento del paisaje, la biodiversidad y los servicios ecosistémicos propios de la dehesa.

Territorio en el que se desarrolla

  • Oliva de Plasencia, provincia de Cáceres, Extremadura

Aportación a la bioeconomía forestal

  • Diversificación del uso del monte: más allá de la madera o biomasa, la dehesa produce carne ecológica, ibérico, embutidos, compostaje, combinando ganadería extensiva con conservación forestal, un claro ejemplo de economía circular en entorno forestal.
  • Conservación y mantenimiento de ecosistemas: la gestión sostenible protege la salud del monte, conserva biodiversidad, regula el agua, fija suelo, y mantiene el paisaje de dehesa, lo que contribuye a servicios ecosistémicos valiosos.
  • Trazabilidad y certificación PEFC para demostrar un origen responsable y reforzar su valor en el mercado que remunere esa sostenibilidad.
  • Resiliencia frente al cambio climático: la gestión adaptativa mejora la capacidad del monte para resistir sequías, reduce presión sobre recursos externos y fomenta la autosuficiencia. 
  • Modelo replicable de bioeconomía rural: demuestra que las dehesas tradicionales pueden mantenerse económicamente viables mediante producciones de calidad, certificación y aprovechamiento sostenible.


ENTREVISTA A ENRIQUE VEGA, GESTOR DE FINCA CASABLANCA


Introducción

Mi nombre es Enrique Vega Rubio y desde hace varias décadas me dedico a gestionar Finca Casablanca, una propiedad familiar situada en el término municipal de Oliva de Plasencia, en la provincia de Cáceres. Son alrededor de 400 hectáreas de dehesa donde predominan encinas y alcornoques, acompañadas por matorral, leguminosas y gramíneas que conforman un ecosistema tan valioso como frágil.
La finca está orientada a una producción ganadera ecológica basada en vacuno y cerdo ibérico, además de otras prácticas como el compostaje natural a partir del estiércol y restos de poda. 

¿Cuál es el objetivo de la gestión de la finca?

Nuestro propósito principal es mantener una actividad ganadera ecológica, respetuosa con el territorio y económicamente viable. Producimos carne de ternera ecológica y embutidos de cerdo ibérico destinados al consumo local a través de grupos de compra.
La gestión se orienta a aprovechar de forma integral los recursos que ofrece la dehesa, cuidando los suelos, el agua y la vegetación, pensando siempre en la continuidad del ecosistema a largo plazo. Para que todo ello sea posible, la rentabilidad es un pilar imprescindible: sin economía, la sostenibilidad no puede sostenerse en el tiempo. 

¿Cuáles son los retos y oportunidades de la gestión de dehesas?

El mayor reto actual es, sin duda, el impacto del cambio climático. La irregularidad de las lluvias nos obliga a trabajar más intensamente la gestión del agua para retenerla en la finca y garantizar la disponibilidad de pasto.
Otro desafío es reducir la dependencia de los piensos. La dehesa tiene capacidad para generar buena parte de la alimentación del ganado si se trabaja adecuadamente.

En cuanto a oportunidades, este modelo de manejo nos permite producir alimentos de alta calidad —carne, leche, quesos— que respetan el entorno y cuya huella ambiental es mucho menor que la de otros sistemas. Saber comunicar ese valor diferencial es clave para el futuro. 

¿Cuáles son las necesidades?

Para impulsar la gestión de las dehesas sería fundamental que la Administración reconociera y remunerara los servicios ecosistémicos que estos sistemas proporcionan: captura de carbono, conservación de biodiversidad, paisaje, regulación del agua, entre otros.

También es necesario eliminar trabas innecesarias a prácticas tradicionales tan beneficiosas como la trashumancia, vital para mantener un modelo ganadero de pasto con menor dependencia de insumos externos y con impactos ambientales positivos. 

¿Cómo contribuye a la bioeconomía forestal?

La aportación de la dehesa a la bioeconomía es múltiple. Por un lado, genera alimentos del siglo XXI, es decir, productos de proximidad, estacionales y con baja huella energética. Por otro, preserva un ecosistema que es patrimonio de la humanidad y cuyo valor ambiental y social es incalculable.

En Finca Casablanca incorporamos además iniciativas como las islas de corcho, estructuras que multiplican la producción de forraje, aumentan la biodiversidad, filtran agua y fijan carbono. Son un ejemplo claro de cómo combinar innovación ecológica y producción ganadera sostenible.
La certificación PEFC también refuerza esta contribución, ya que garantiza externamente la sostenibilidad de la gestión y ofrece un valor añadido a productos como la carne o el corcho. 

¿Qué consejo darías para gestionar dehesas?

El mayor consejo es gestionar pensando en el futuro, en las generaciones que heredarán estos terrenos. Cuidar el suelo, ajustar las cargas ganaderas, tratar el agua como un recurso esencial y aprovechar todo lo que la dehesa ofrece sin agotarlo.
Una gestión sostenible no consiste solo en proteger el medio; también implica lograr que la explotación sea viable y capaz de mantenerse por sí sola. Cuando economía y ecología se equilibran, la dehesa tiene garantizado su porvenir.

 

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