TEVASA, líder en la fabricación de barricas de roble, apuesta por la madera PEFC
Envases y embalajes
Esta tonelería gaditana utiliza madera de bosques gestionados de forma sostenible para las “botas de roble” con las que se envejecen los mejores whiskies del mundo.
TEVASA (Terrenos y Vasijas, S.A.), ubicada en la barriada rural de Las Pachecas en Jerez de la Frontera, se dedica desde hace cuatro décadas, a la fabricación de barricas o “botas” de roble, siendo la más importante tonelería de España. Producen 25.000 unidades al año, destinadas, mayoritariamente, a la exportación para el envejecimiento de los mejores whiskies de malta del mundo.
El largo viaje de las “botas” dura al menos 51 meses, los cuales transcurren desde la tala de los robles con los que se elaboran, hasta la entrega en el país de destino, principalmente Escocia y Japón. En esos países están instaladas algunas de las grandes destilerías que se precian de envejecer sus whiskies en Sherry Casks y entre las que figuran el Grupo Edrington (The Macallan, The Famous Grouse, Cutțy Sark y Highland Park), Suntory (Hibiki o Yamazaki), White and Mackay o Ian Macleod, entre otras.
La madera de roble procede, principalmente, de los bosques de la cornisa cantábrica, destacando el compromiso de nuestra compañía con el medio ambiente, ya que la tala de árboles es selectiva y responsable. Prueba de ello es que disponemos de la certificación forestal PEFC, lo que garantiza que los bosques sean gestionados de forma responsable y que su multitud de funciones estén protegidas para generaciones presentes y futuras.
El primer trayecto de este largo viaje atraviesa España de norte a sur, en dirección a Jerez, donde la duela de madera llega ya cortada con las medidas de los tres tipos de botas que se fabrican en la tonelería: la bota jerezana de siempre (bota larga de 500 litros), la bota corta (500 litros) y la media bota jerezana (250 litros).
Una vez en Jerez, donde la madera llega 21 meses después de su compra en el bosque, se deja secar no menos de 18 meses antes de empezar a darle forma a la bota, proceso artesanal que comprende varias fases que según la terminología tradicional son: entallado y labrado, levantado y doblado al fuego, pulimentado, bandeado y chequeado.
A partir de ahí, las botas se envinan con oloroso por un periodo mínimo de 12 meses, en función de las preferencias del cliente), ya que éste es el mínimo tiempo exigido por el Consejo Regulador de la D.O. del vino de Jerez para su certificación como Sherry Casks. Así, a partir del mes 51, la bota está lista para emprender el último tramo de su viaje, el de camino hacia la destilería. Tras esto, todas las propiedades del vino de Jerez quedan impregnadas en la madera, eI alma de la que, en los siguientes meses, a libre elección del destilador, se alimentarán los whiskies de alta calidad que envejecerán en su interior hasta su embotellado y salida al mercado.